martes, 2 de septiembre de 2014

Modernismo alternativo


Siete puntos diferentes de Ciutat Vella conforman el recorrido de la Ruta de los Aperitivos Modernistas. Es un paseo de más de dos horas que permite descubrir el pasado modernista de edificios más conocidos, como el Palau Güell, pero que sobre todo descubre al visitante lugares fascinantes y ocultos en interiores de edificios. La visita culmina con un aperitivo a la altura de los grandes maestros.



Hablar de modernismo es pensar en el famoso Cuadrado de Oro, con edificios muy importantes de la arquitectura barcelonesa de comienzos del siglo XX como la Casa Milà, la Casa Batlló, la Amatller o la Lleó i Morera. Más allá de L’Eixample también hay toda una serie de edificios, lugares y objetos que fueron construidos durante la misma época y por los mismos arquitectos de renombre. Esta ruta quiere romper moldes y huir del modernismo de la élite burguesa.
La ruta empieza en el Gran Teatre del Liceu, en medio de La Rambla, en Ciutat Vella. Con el movimiento del modernismo había un cierto clima de euforia tanto en el aspecto económico, con la consolidación de la burguesía barcelonesa, como en el político y el cultural. Llega el deseo de dotar a la cultura catalana de una identidad propia y el Liceu tuvo mucho que ver gracias al estreno de óperas de compositores catalanes de la época. Justo al otro lado la ruta se detiene en la Casa Bruno Cuadros, más conocida como Casa Paraigua, donde todavía se conserva un dragón de hierro con reminiscencias orientales muy típicas del modernismo.
El recorrido se adentra, poco a poco, en el barrio Gòtic, por la calle de la Boqueria. Allí hay uno de los descubrimientos más impactantes para algunos de los visitantes. Está en el número 12. Una fachada que data de 1860 y que hace tres años se descubrió que es obra del arquitecto Josep Puig i Cadafalch. En el número 10 de la misma calle, que actualmente ocupa un hotel, se esconde un jardín romántico que era propiedad de los vecinos del edificio, pero en el que, ahora, puede entrar cualquier persona.
La siguiente parada es el restaurante Can Culleretes, en la calle de Quintana. Un establecimiento que durante la época modernista era una chocolatería muy conocida donde por la mañana desayunaban los burgueses con sus familias y donde, por la noche, se hacían otros tipos de actividades menos inocentes. Siguiendo por Quintana y cruzando la calle de Ferran la ruta llega hasta la plaza Reial. Allí se puede ver una farola de seis brazos obra de Antoni Gaudí.
La Ruta de los Aperitivos Modernistas también tiene parada en el Palau Güell, en la calle Nou de La Rambla, y finalmente en la Fonda Espanya de la calle de Sant Pau. Aquí la visita se alarga por los diferentes salones del hotel, como el de las Sirenes. También se puede ver de cerca la chimenea de alabastro Eusebi Arnau que simboliza el paso del tiempo.
Y como guinda, un aperitivo
El chef Martín Berasategui es el encargado de la preparación de un aperitivo que cierra la ruta. Son cinco platillos de degustación (atún marinado con guacamole, chistorra con espuma de patata, croquetas de setas, langostinos con tempura y bombas) acompañados de una copa de cava bien fresquita.
Más información:
Noticias relacionadas:

No hay comentarios:

Publicar un comentario